La rosácea es una alteración crónica de la piel que afecta a la cara, produciendo enrojecimiento, acné y manchitas en las mejillas. Es una patología que afecta al 10% de la población y que supone entre un 2% y un 3% de las consultas que se realizan en dermatología. Aunque las mujeres son más propensas a padecerla, la rosácea afecta también a hombres y en estos casos es incluso más severa.
PRINCIPALES CAUSAS
- Genética: alrededor del 35% de los pacientes tiene antecedentes familiares
- Alteraciones vasculares de la microcirculación
- Radiaciones ultravioletas (sol)
- Estrés
- Exposición a cambios bruscos de temperatura
- Consumo de determinadas especias, de alcohol o de tabaco
- Tratamiento con determinados corticoides
¿CÓMO SE TRATA LA ROSÁCEA?
Antes que nada, el primer aspecto en el abordaje de la rosácea es adoptar un estilo de vida que minimice los factores que pueden potenciar la enfermedad. Ella, de todas formas, debe ser analizada y diagnosticada por un dermatólogo, quien decidirá el tratamiento más adecuado en función del tipo de rosácea y de su gravedad.
Es muy importante recalcar el uso diario de una protección solar alta para reducir el impacto de los rayos UV y evitar brotes. Es muy beneficioso también el uso de fotomaquillaje, es decir, de productos que protegen la piel y al mismo tiempo que maquillan y cubren los signos de la rosácea. De esta forma, se reduce el impacto psicológico y emocional en el paciente, que suele sufrir serios problemas de autoestima.
Los cuidados de la piel con rosácea también suelen incluir activos que inhiben la vasodilatación y la inflamación, al igual que activos hidratantes y calmantes en fórmulas libres de grasa y de alcohol.
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